Lugares de Interés

 
 
 
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El Casco Viejo
Las llamadas Siete Calles o Zazpikaleak, conforman el núcleo del Casco Viejo de Bilbao, la zona más antigua de la ciudad. Sus nombres: Somera, Artekale, Tendería, Belostikale, Carnicería Vieja, Barrenkale y Barrenkale Barrena, hacen referencia a su situación y a los oficios que se desarrollaban originalmente en ellas.

El Casco Viejo, peatonal desde 1979, es un lugar ideal para pasear, sentir la historia de la ciudad y ¿cómo no? disfrutar de la gastronomía de esta tierra, ya que cuenta con cientos de bares y restaurantes en los que degustar los tradicionales “pintxos” o cocina en miniatura.

Recorriendo sus calles es habitual encontrar cuadrillas de amigos y amigas que, vaso de vino en mano (el tradicional txikito) cantan populares bilbainadas.

Catedral de Santiago
La catedral de Santiago toma su nombre del patrón de Bilbao, el apóstol Santiago el Mayor, forma parte de la antiquísima ruta de peregrinación del camino de Santiago y alberga la sede de la diócesis de Bilbao. Fue construida entre el último cuarto del siglo XIV y principios del XV en estilo gótico.

Destacan por su belleza el pequeño claustro gótico de su interior, la Puerta del Ángel (también conocida como la Puerta de los Peregrinos y ejemplo de gótico florido) y su torre, que conserva siete campanas.

Iglesia de San Antón
Consagrada en 1433, es un templo gótico edificado sobre un alcázar de la época. Su historia y ubicación le convierten en el templo más popular de Bilbao, hasta el punto de que aparece retratado en el escudo de la villa junto al puente del mismo nombre. Se trata de una construcción de una sola nave, planta rectangular y cubierta abovedada. Desde sus orígenes y hasta el siglo XIX, el interior de la iglesia fue utilizado como cementerio.

Mercado de la Ribera
Junto a la Iglesia de san Antón y exhibiendo sus grandes franjas rojas y blancas en honor a Bilbao y su equipo, el Athletic Club, se encuentra el emblemático Mercado de la Ribera, referente comercial en todo el territorio. Inaugurado en 1929 y con una superficie de 10.000 m2, este edificio de estilo racionalista es el mercado de abastos cubierto más grande de Europa. Un templo gastronómico con unas espectaculares vidrieras que merece sin duda una visita.

Fuente del perro
En nuestro paseo por el Casco Viejo no podemos perdernos la fuente del Perro (txakurraren iturria) situada en la calle homónima. Las cabezas de sus tres leones nos invitan a beber un refrescante trago de agua mientras decidimos cuál de las varias leyendas bilbaínas que explican el equívoco su nombre nos quedamos.

Plaza Nueva
La bulliciosa Plaza Nueva constituye el corazón de la villa de Bilbao. De estilo neoclásico, y rodeada de concurridos soportales, es uno de los lugares más populares del Casco Viejo. En ella se encuentra la sede de la Real Academia de la Lengua Vasca y un buen número de bares y restaurantes en los que degustar los más variados pintxos. Además, los domingos acoge un famoso mercado.

Teatro Arriaga
A la entrada (o salida, según se mire) del Casco Viejo, podemos admirar el emblemático Teatro Arriaga. Construido en estilo neobarroco a finales del siglo XIX y nombrado en honor al músico y compositor bilbaíno Juan Crisóstomo Arriaga, el “Mozart español”, acoge un completo programa de teatro y ópera.

 
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Ensanche: La Bilbao del siglo XIX
A finales del siglo XIX la villa de Bilbao, asentada en lo que en la actualidad conocemos como Casco Viejo, cruza la Ría hacia el barrio de Abando debido al desarrollo económico y al aumento de la población. Nace así la zona del “Ensanche”, que hoy en día constituye el centro comercial y financiero de la ciudad y alberga edificios oficiales, grandes almacenes y comercios de marcas internacionales junto a pequeñas tiendas de larga trayectoria y calidad.

Plaza Moyúa y palacio Chávarri
Situada en la intersección de algunas de las arterias principales de la ciudad (como la Alameda de Recalde y la Gran Vía de Don Diego López de Haro, fundador de la villa) se puede decir que la plaza Moyúa es el centro neurálgico de Bilbao.

En ella, además de otras construcciones y las emblemáticas bocas de acceso al Metro de Norman Foster, podemos admirar el Palacio Chávarri, una joya arquitectónica de finales del siglo XIX que hoy alberga la sede del gobierno Civil de Vizcaya.

Alhóndiga-Azkuna Zentroa
Conocido anteriormente como Alhóndiga Bilbao, es un antiguo almacén de vino de enormes dimensiones y gran belleza arquitectónica que recientemente ha sido reconvertido en centro de ocio y cultura.

Tras la ambiciosa reconversión llevada a cabo por el arquitecto y diseñador francés Philippe Starck, el edificio se renombró en honor al fallecido alcalde Iñaki Azkuna, verdadero artífice de la reconversión urbanística de Bilbao.

Merece la pena pasear entre las 43 columnas de la planta baja o subir hasta la azotea para disfrutar de una estupenda vista de la ciudad.

Estación Abando
Denominada también tradicionalmente Estación del Norte, es la principal estación de ferrocarril de la ciudad. Se ubica en pleno corazón de la ciudad —el barrio de Abando— y concretamente en la Plaza Circular, donde confluyen la Gran Vía y la calle de Hurtado de Amézaga. La actual terminal ferroviaria, de carácter monumental y estilo clasicista, fue inaugurada en 1948, en los mismos terrenos que albergaron la estación original, abierta en 1863. En su interior destaca una amplia vidriera policromada realizada por la Unión de Artistas Vidrieros de Irún, uno de los símbolos notables de la ciudad.

Parque de Doña Casilda
Con sus cerca de 85.000 m2, constituye el gran pulmón verde de la ciudad. Este vergel urbano cuyo nombre rinde homenaje a la gran benefactora bilbaína Casilda Iturrizar, alberga numerosas fuentes, una pérgola, un precioso carrusel y un estanque con patos, además del Museo de Bellas Artes de Bilbao.

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Arquitectura de Vanguardia
La apuesta de Bilbao por la renovación de su tejido urbano, cultural y social a través de intervenciones arquitectónicas y urbanísticas de altísima calidad constituye un ejemplo a nivel mundial. Algunas de las firmas de arquitectura más prestigiosas del planeta han dejado su huella en la ciudad y la han convertido en una de las principales urbes europeas.

El gran icono de la transformación de la ciudad es, sin duda, el Museo Guggenheim obra de Frank Gehry. Este monumental edificio, del que se afirma que no contiene una sola superficie plana, está recubierto por 33.000 planchas de titanio -todas ellas diferentes entre sí- piedra caliza y cristal, y dispone de un colosal atrio de más de 50 m de altura.

Torre Iberdrola
Este impresionante rascacielos de cristal de 41 plantas y 165 metros de altura, situado a unos 300 metros del Museo Guggenheim Bilbao, preside el skyline de la ciudad. Es obra del arquitecto Cesar Pelli, conocido a nivel mundial por haber proyectado las Torres Gemelas Petronas de Kuala Lumpur. Desde su mirador 360o se puede disfrutar de una de las mejores panorámicas de Bilbao.

Isozaki Atea
Es un complejo de siete edificios diseñado por el arquitecto japonés Arata Isozaki, autor del Museo de Arte contemporáneo de Los Ángeles y del Pabellón Olímpico Palau Sant Jordi de Barcelona. Situado junto a la ría, en un extremo del puente Zubizuri de Santiago Calatrava, se compone de dos torres gemelas de 82 metros y cinco edificios de entre 6 y 8 plantas, y se integra en algunas zonas con la antigua fachada del Depósito Franco. Llama la atención su gran escalinata, que recrea la Plaza de España de Roma.

Sede de Osakidetza
Este edificio, inconfundible gracias a su fachada poliédrica de acero y vidrio que parece estar siempre en movimiento, alberga la sede de Osakidetza, el Departamento de Sanidad del Gobierno Vasco. Fue diseñado por Coll-Barreu Arquitectos e inaugurado en el año 2008.

Columnas del Azkuna Zentroa
El edificio de la antigua Alhóndiga de Bilbao, cuya renovación corrió a cargo del diseñador francés Philippe Stark, alberga varias sorpresas agradables. Una de ellas es la vanguardista piscina de suelo transparente situada en la última planta. Otra es el “Atrio de las Culturas” la gran plaza cubierta de la planta baja que contiene 43 columnas de diferentes estilos, todas diferentes entre sí, y que simbolizan “la infinidad de culturas, guerras y religiones vividas por el hombre a lo largo de su historia”.

Marquesinas del Metro
Popularmente conocidas como “los fosteritos” por ser obra de Norman Foster, las bocas de entrada a las estaciones de la red de metro de Bilbao se han convertido en parte integrante del paisaje de la ciudad. Están compuestas de vidrios y semicírculos metálicos que parecen sumergirse en el suelo. Como curiosidad, en una de las situadas en la plaza Moyúa, el genial arquitecto británico dejó su firma grabada.

Otros iconos arquitectónicos
En el área ubicada junto a la Ría destacan también otros edificios como la Biblioteca de la Universidad de Deusto, con su imponente fachada de pavés proyectada por Rafael Moneo y el edificio Bizkaia Aretoa de la Universidad del País Vasco, concebido por Álvaro Siza como un gran volumen en forma de L, de mármol Macael y azulejo gris portugués.

No lejos de ellos se ubica una de las construcciones que más profundo llegan al corazón de todo bilbaíno: el espectacular estadio Nuevo San Mamés que fue premiado en 2015 como el mejor edificio deportivo del mundo de nueva construcción.

Mención aparte (por no poder ser considerado estrictamente arquitectura de vanguardia) merece el hospital de Basurto. Este complejo de quince edificios inaugurado en el año 1908, constituye una joya de la arquitectura modernista.

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Museos de Bilbao
La condición de Bilbao como importante centro industrial y comercial a lo largo de varios siglos ha ido aportando a la ciudad una destacada red de museos que abordan todas las épocas de la creación humana. El colofón de este desarrollo cultural que ha convertido a Bilbao en un polo museístico de importancia mundial fue la apertura, en 1997, de la sede bilbaína del Museo Guggenheim, una espectacular construcción que ha sido considerado como el mejor edificio de la segunda mitad del siglo XX. El proceso de enriquecimiento del panorama museístico de Bilbao no se ha detenido con la apertura y consolidación del Museo Guggenheim. Muy al contrario, algunos de los museos ya existentes en la ciudad (como el Museo Vasco y el de Bellas Artes) están acometiendo ambiciosas obras de remodelación y ampliación.

Museo Guggenheim
Es, sin duda, el monumento más conocido de Bilbao y se ha convertido en el emblema de la ciudad. Este edificio de enorme complejidad, que cambia de aspecto según el lugar desde el que se contemple y acorde con los cambios de luz natural, se compone de un enorme espacio diáfano de 24.000 m2 de volúmenes curvos y grandes muros cortina de vidrio, presididos por un gran lucernario cenital.

Además de albergar interesantes exposiciones temporales, en él se muestra una amplia colección permanente en la que están representados los mejores artistas contemporáneos a partir de la segunda mitad del siglo XX hasta nuestros días, como Andy Warhol, Mark Rothko, Anselm Kiefer, Jean-Michel Basquiat, Jeff Koons… con una importante presencia de artistas españoles como Antoni Tàpies, Miquel Barceló, Eduardo Chillida, Juan Muñoz o Cristina Iglesias.

Museo de Bellas Artes
El segundo en importancia de los espacios expositivos de la capital vizcaína es el Museo de Bellas Artes de Bilbao.

Fundado en 1908, posee una colección de más de siete mil piezas con una notable presencia de artistas vascos. Además de organizar exposiciones temporales, ofrece un recorrido cronológico desde el siglo XIII hasta nuestros días, con obras de Goya, El Greco, Murillo, Durero, Oteiza, Bacon, Zuloaga, Tàpies, Delacroix, Zurbarán…

El museo acometerá una ambiciosa ampliación que le añadirá casi 5.000 m2 de espacio expositivo y que correrá a cargo del arquitecto británico Norman Foster, un enamorado de Bilbao que ya diseñó años atrás las marquesinas de entrada al metro.

Museo Vasco
Antiguamente conocido como “Museo Etnográfico Vasco”, está ubicado en la plaza Miguel de Unamuno, en pleno Casco Viejo. A través de los objetos que conforman sus colecciones, se puede profundizar en el conocimiento de los modos de vida del pueblo vasco a lo largo de los tiempos.

Entre sus piezas más destacadas, se cuenta el ídolo de Mikeldi, una enigmática escultura de más de 2.200 años de antigüedad que ocupa el centro del claustro, y una reproducción de la cruz de Kurutziaga, de unos cuatro metros de altura, cuyo original del siglo XV se encuentra en la localidad de Durango.

Museo Marítimo y Grúa Carola
Un recorrido museístico por la capital vizcaína no puede estar completo sin una visita al Itsasmuseum, el museo marítimo de la ciudad. A través de sus colecciones de fotografías, maquetas y todo tipo de elementos y objetos relacionados con la cultura marítima, Itsasmuseum nos invita a zambullirnos en el universo marítimo de las gentes de Bilbao y Bizkaia, que han vivido durante siglos por y para el mar.

Destaca la zona dedicada a la falúa del Consulado de Bilbao, que contiene una reproducción a tamaño real de la embarcación destinada a conducir a las autoridades por la Ría en sus actos y recepciones oficiales.

Mención especial merece la queridísima grúa Carola. Situada en la explanada frente al museo, sus 60 metros de altura forman parte ya del skyline de la ciudad. Fabricada en 1957, se utilizaba en Astilleros Euskalduna para la construcción de embarcaciones y en su momento fue la de mayor potencia de las fabricadas en España. Carola estuvo en activo hasta el cierre de los astilleros, y hoy en día es la única de este tipo que permanece en pie en Bilbao.

Otros Museos
La oferta museística de Bilbao se completa con otros espacios de gran interés y variedad, como el Museo Arqueológico de Vizcaya, que ocupa el edificio en el que se situaba la antigua Estación de Lezama, o el curioso Museo de Reproducciones Artísticas cuyo lema es “La antigüedad al alcance de todos. Un paseo por los mejores museos de Europa sin salir de Bilbao.”

También resultan interesantes el museo diocesano de Arte Sacro o el museo de Pasos de Semana Santa, único de su tipo en Vizcaya. Y todo esto sin olvidarnos del Museo del Athletic Club en el estadio de San Mamés, la llamada “catedral del fútbol”.

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ARTE AL AIRE LIBRE
Bilbao es una ciudad que invita al disfrutar de agradables paseos, especialmente a la orilla de la Ría, entre el Casco Viejo y el museo marítimo. A lo largo de este recorrido, de cerca de una hora de duración, podremos ir contemplando algunos de los grandes hitos arquitectónicos de la ciudad y nos encontraremos con numerosas obras de arte al aire libre, algunas de ellas de artistas de renombre mundial.

En la plaza frente al Ayuntamiento se halla una gran escultura de seis metros de diámetro y casi ocho de altura, titulada “Variante Ovoide de la Desocupación de la Esfera” del artista vasco Jorge Oteiza. Realizada en acero corten para asemejarla a los barcos, su visión impacta por la tensión entre lo estático y lo dinámico.

Caminando por la margen izquierda de la Ría, cerca del puente Zubizuri, nos encontraremos con el grupo escultórico ‘Las sirgueras’, de la artista Dora Salazar, que homenajea a la figura de las mujeres que remolcaban embarcaciones a lo largo de la Ría con la única ayuda de una cuerda, una sirga y su propia fuerza. Y un poco más adelante, justo antes de llegar a la impresionante estructura de subida al puente de la Salve, se levanta el monumento de homenaje al político vasco Ramón Rubial. La llamada Puerta de los Honorables, obra de Casto Solano, consta de dos partes: una figura realista de Ramón Rubial y un bloque prismático de hierro que simboliza la Puerta de los Honorables a la que se acerca el político.

Junto al Museo Guggenheim podremos conocer a “Puppy”, el perro más famoso de Bilbao. Se trata de una inmensa escultura de doce metros de altura completamente recubierta de flores que cambian según la estación del año. Obra del polémico artista estadounidense Jeff Koons, se ha convertido en uno de los principales iconos del Bilbao moderno. El propio Jeff Koons firma otra obra, “Tulipanes”, un manojo de 7 flores multicolores de acero policromado de aproximadamente 5 metros de ancho y 2 metros de alto concebidas a modo de globos de colores de proporciones gigantescas.

En las inmediaciones del Museo también se pueden admirar otras obras monumentales, como “Mamá”, una inmensa araña de bronce de casi nueve metros de altura de la artista francesa Louise Bourgeois, que explora la complejidad de la mente humana y la cualidad dual de la maternidad, o “El gran árbol y el ojo”, de Anish Kapoor, compuesta por setenta y seis esferas de acero inoxidable. Completan este interesante complejo de arte al aire libre la inmensa escultura de Daniel Buren en el Puente de la Salve y dos instalaciones: “Fuente de fuego” del francés Yves Klein que consta de cinco fuentes que arrojan fuego al cielo, y “Niebla” de Fujiko Nakaya, una escultura atmosférica especialmente encargada para el estanque del Museo.

En este peculiar recorrido escultórico no podía faltar una obra de uno de los grandes artistas vascos de todos los tiempos: Eduardo Chillida. Al final de la Pasarle del Padre Arrupe podemos encontrar su “Vigía”, un bloque de acero corten de 7,10 metros de altura en cuya zona superior se abre un hueco que bien podría ser el ojo de un enorme Polifemo.

Cerca del Palacio Euskalduna podemos contemplar dos grandes esculturas que evocan el pasado industrial de la ciudad: “A la deriva”, de José Zugasti, una pieza constituida por aros de acero compacto de 42 milímetros de grosor, cuyos dibujos en el aire dan la sensación de ir cayendo estrepitosamente desde una altura de 5 metros, y la imponente “Dodecathlos o los Trabajos de Hércules” una escultura de 72 toneladas de hierro obra de Vicente Larrea, que constituye un homenaje al duro trabajo de los obreros de los astilleros que se situaban hasta hace unos pocos años en estos terrenos.

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Funicular y Mirador del Monte Artxanda
Lugar emblemático de Bilbao, el Monte Artxanda es uno de los pulmones verdes de la ciudad y zona de ocio y deporte preferida por los bilbainos.

La subida a pie es muy agradable y ofrece la posibilidad de conocer la ciudad desde otra perspectiva pero, si nos parece demasiado dura, podemos optar por tomar el fascinante Funicular de Artxanda que nos deposita en la cima en unos pocos minutos. Construido en 1915 para acceder al casino, es una joya de la ingeniería mecánica que nos transporta a otros tiempos y que sigue en marcha aún después de haber sufrido numerosas vicisitudes a lo largo de su historia.

Una vez en la cima, podemos disfrutar de sus amplios espacios verdes, de su oferta gastronómica y, sobre todo, del mirador que, situado a 251 metros de altitud, ofrece unas vistas espectaculares de la ciudad y su entorno.

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Puentes de Bilbao
La fisionomía urbana de Bilbao está inevitablemente unida a la ría que la atraviesa. De madera, de piedra, de hormigón, fijos, colgantes o levadizos, los habitantes de la ciudad han construido durante siglos, todo tipo de estructuras para enlazar las dos orillas.

El más antiguo de la ciudad es el de san Antón, situado en el Casco Viejo y que forma parte del escudo de la Villa. También en esta zona se sitúan el de La Ribera y el de La Merced. Más hacia el mar, junto al Ayuntamiento, podemos encontrar el del Arenal, que en su día era levadizo para permitir el paso de las embarcaciones.

Uno de los más bellos es el Zubizuri (literalmente “puente blanco”, en euskera), un puente peatonal diseñado por Santiago Calatrava, que se encuentra frente al complejo Isozaki Atea. Más adelante, junto al museo Guggenheim, se encuentra el impresionante puente de la Salve, que integra una obra del artista Daniel Buren y recibe su nombre por la antigua tradición de los marinos de entonar el canto de la “Salve Marinera” cuando hacían entrada a puerto al ser el primer punto en el que podían divisar la Basílica de la Virgen de Begoña, la amatxu Bego.

Junto a la famosa universidad jesuita de Deusto, podemos contemplar dos puentes muy diferentes entre sí: la pasarela Pedro Arrupe, una construcción en madera dedicada al sacerdote bilbaíno renovador de la Compañía de Jesús, y el puente de Deusto, que antaño fue levadizo para favorecer la actividad industrial de la ciudad.

Siguiendo nuestro camino hacia el Cantábrico, podemos encontrar el Euskalduna, un gran puente cubierto que se construyó utilizando como soporte parte de los viejos astilleros de la ciudad, de los que toma el nombre. En sus inmediaciones se sitúa el Museo Marítimo, la grúa Carola y el centro de congresos Palacio Euskalduna, así como el famoso edificio “el Tigre”, que debe su nombre a la enorme escultura que lo corona.

Recientemente se han añadido al catálogo de puentes de Bilbao dos nuevas construcciones que conectan la isla de Zorrotzaurre, un área que, siguiendo el proyecto original de la fallecida arquitecta Zaha Hadid, se encuentra en plena transformación urbanística. Se trata del puente de San Ignacio (denominación provisional) y el de Frank Gehry, arquitecto del Museo Guggenheim y gran artífice de la transformación estética de la ciudad.

Y no podemos olvidarnos del Puente Vizcaya, un gigantesco puente colgante situado al final de la Ría y que une las localidades de Portugalete y Getxo. En el momento de su inauguración, el 28 de julio de 1893, fue el primer puente transbordador construido en el mundo de estructura metálica y sirvió de ejemplo para otros muchos posteriores. Tiene una altura de 61 metros y una longitud de 160 metros. Dispone de una barquilla transbordadora para el transporte de vehículos y pasajeros, y una pasarela peatonal a gran altura desde la que se puede disfrutar de una vista espectacular del entorno. En 2006 fue declarado Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

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